Por: Juan Carlos Cuya Velarde

Por: Juan Carlos Cuya Velarde
muchas historias entretejidas...olvidadas...perdidas

Tras el silencioso recorrido del capullina...se van tejiendo y contando historias en secreto pecado.

Por: Juan Carlos Cuya Velarde


martes, 24 de mayo de 2011

A la dos veces Heroica Ciudad de San Pedro de Tacna


Es martes 24 de mayo y falta  poco para que el tiempo nos vuelva hacia aquel fatídico 26 de mayo. Aquel día es para algunos un momento en que el tiempo nos sumerge  en los anacronismos de nuestra mente. Pues el recuerdo retorna como el peregrino devoto a su causa y se torna lacerante en la memoria.  

Revivimos  por unos momentos, en desconsolado pensamiento, aquella   heroica gesta de arrojo y patriotismo. Que  valientes soldados  (entre ellos muchos Tacneños) brindaron a esta tierra.  En cruenta y desigual batalla.

Hoy he vuelto nuevamente a aquella pampa (como secularmente lo vengo haciendo) y un motivo en especial me llevo nuevamente a mis recuerdos. Desea mostrarle  a Natalia (mi sobrina) lo mejor que tengo de mi existencia. 

Mientras nuestros pasos recorrían aquel campo heroico. Le contaba con nostalgia aquella tristeza que  me embarga. Suspiro y le digo que  los tacneños han dejado en el olvidado las verdaderas razones de aquella innecesaria guerra. 

Nos adentramos en  los campos de Cáceres, Albarracín, de Ara, de Maclean, de Varela y colorados y  le ofrezco el conocimiento que guardo en mi corazón. Le pido que nunca olvide que ella es hija  de esta heroica ciudad de San Pedro de Tacna. 

Nuestros pasos nos guían en lo profundo del campo y le muestro aquella pampa sobre la que se  tejen muchas historias y comienzo mi relato remontándome  131 años en el tiempo. Con orgullo le digo: Que lleva la sangre de la heroica mujer Tacneña. Que, cual regalo bendito heredo de aquellas nobles y valientes damas peruanas. Deberás aprender a llevar aquella herencia  y sobre todo demostrarla al mundo de hoy.

Aquel sol, que  un día se tiño de rojo por la insigne sangre de los caídos. Hoy vuelve a caer sobre nuestros dorsos y nos muestra el brillo que un día ofreció a sus hijos  en  aquella mañana del 26 de mayo.  

Las pampas del  Intiorko (pampas del sol) se rezagan ante mis palabras y revive una vez más el estigma impregnado en la arena. 

Quiero comenzar esta historia diciéndote: que las casualidades no existen y que todo en esta vida tiene una razón importante. Incluso este 26 de mayo, no es una casualidad, en la historia  de Tacna. Se intriga ante ello y su mente rebusca una  respuesta a lo dicho.

Empiezo entonces por contarle, aquello que a veces los tacneños, hemos olvidado. Con orgullo pronuncio aquello que no es mas que la herencia de los que antes estuvieron en el mismo lugar que hoy recorremos.  Tacna es la ciudad "DOS  VECES  HEROICA" y no solo una como a veces pensamos.

Le cuento entonces que por medio de una  ley promulgada el 25 de mayo de 1828. El presidente Jose de la Mar, otorgo a la ciudad de Tacna el titulo de "CIUDAD HEROICA" con el siguiente texto: Nombrese Heroica a la ciudad de Tacna, por los servicios otorgados a la patria en la causa libertaria de la patria.

Esto por supuesto, gracias a la gesta del procer de la independencia, don Francisco Antonio de Zela (http://jcuyav.blogspot.com/2010/07/de-don-francisco-antonio-de-zela.html).

Cumplo con explicarle a la vez que habiéndose promulgada y publicado la ley un 25 de mayo de 1828. Esta ley por mandato imperativo se hace efectiva al día siguiente de su publicación. Por lo que el día 26 de mayo de 1828, Tacna recibe de la Patria el título de "HEROICA".

Por ello le digo que es  erróneo pensar: Que, aquella batalla del 26 de mayo de 1880, fue la causa principal de nuestro título de "Ciudad Heroica". Sino que fue el destino quien se encargo que 52 años después libráramos cruenta batalla. Aquel día, el indómito pueblo de Tacna, se levanto en   honor al título recibido.

Me pregunto entonces: ¿si aquello  fue una casualidad? o ¿fue realmente el destino que la patria nos tenía designado? Fuimos entonces declarada heroica un 26 de mayo de 1828 y un 26 de mayo de 1880 el pueblo de Tacna se levanto ante el llamado de la Patria.

Aquello no fue casualidad entonces, sino destino. Continuamos con el relato, pero sé que aquello basta para entender el lugar privilegiado que posee nuestra ciudad en las páginas de oro  de nuestro país.

El relato es largo y tendremos tiempo para revivir aquellos momentos. Por ahora solo queda decir:

¡Que viva la dos veces Heroica Ciudad de San Pedro de Tacna!





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lunes, 23 de mayo de 2011

Honor y Gloria a los Héroes del 26 de Mayo. Una historia de Tacna

Aquella que alguna vez se mantenía en constante paz. Hoy se ha visto inundada, por la amarga fragancia que la muerte trae con su paso. Este triste día, nos ha sorprendido con aquello que muchos de nosotros esperábamos se tarde lo suficiente, como para  nunca verlo  llegar.

Los  estruendosos golpes de  cañones que trae el viento de los andes. Se van mezclando al unisonó con  los tiros de la infantería. Que, se inundan  como ráfagas de dolor, en nuestras almas.
 
 Cada minuto que avanza, nos hace entender que  la desgracia y tragedia han llegado a nuestra amada Tacna. Algunas mujeres no han soportado la incertidumbre de la guerra y han salido corriendo hacia las alturas del cerro. El terror inunda sus miradas y sus pasos son golpes desesperados en esta tierra cobriza. Tras las huellas de sus pasos queda el dolor de lo que vendrá.

Solo hace un tiempo, aquellos hombres y niños, por los cuales ahora las esposas y madres corren en su socorro. Vivian pacíficamente en esta tierra. Sin embargo, el dolor de la guerra,  que no buscamos ni provocamos toco nuestras puertas. Aquellos han partido al llamado de la patria y han dejado sus arados y los juegos de la infancia, por  el fusil que la patria les ha encomendado.

Una nube negra se apodera del azul de nuestro cielo y la sombra de la muerte se adueña cada vez más de aquel. Algunos hombres que se encontraban enfermos, en la vieja iglesia de San Ramón, han tomado el camino de la batalla. A paso lento, pero decidido, han ido en ayuda del clamor de sus hermanos.

 Solo hace un instante, vi pasar frente a mí: a don Florencio del mármol. Su débil cuerpo, flagelado por él paludismo, no ha sido suficientemente motivo para que su vida se aleje de la guerra. Aquel hombre es digno de admiración. Llego solo hace unos meses desde Argentina  y se presento dispuesto a morir por una patria que no es la suya. No se canso de repetir, que no hay nada más propio del mundo, que la paz. Y que aquella es suficiente motivo para luchar. No sé qué destino le reparara. Pues  ya no es su cuerpo quien lo lleva, sino su corazón quien arrastra su cuerpo hacia la desigual batalla. 

El fragor de la lucha se oye a lo lejos y cada minuto que pasa se ha convertido en el tiempo eterno en nuestros corazones. Sin embargo, las agujas del reloj, siguen avanzando y la ciudad permanece encerrada en la cruel inercia del no poder apalear el dolor de los nuestros.

Es casi las dos de la tarde y el sol se ha teñido de rojo. Seguramente es el reflejo, de la sangre inocente,  que se ha regado sobre aquel campo. Las primeras noticias van llegando a la ciudad. Algunos soldados tacneños han venido a buscar refugio en la casa de dios, en la  de los extranjeros y en sus propios hogares. Otros como los bolivianos, han salido por siempre de esta guerra. Dicen que la batalla ya término, que no pudimos ganar. Que, el despiadado invasor,  esta repasando a cuanto soldado quedo sobre la arena. Que, han inundado de muerte todo haz vida. Que, el destino nos  azota sin piedad. Mientras la ciudad aguarda, en profundo silencio, a pesar de estar sumida  en el estruendo de la guerra.

A lo lejos, se ve como los hombres de Cáceres y Montero han tomado camino hacia pachia, tratando de salvar lo poco que queda de sus diezmados batallones. Mientras la ciudad implora por la vida de los hombres de Albarracín, de Varela, de Arias Aragüés, de nuestro alcalde Maclean y de aquellos soldados que ya no volverán a casa.

Mujeres llorosas se ven por toda la ciudad, nadie sabe nada a ciencia cierta. Los viejos como yo,  muestran en su mirada la impotencia de no poder ir en socorro de los nuestros  y los niños acompañan desconsolados el llanto de sus madres. Mientras se preguntan si papa volverá o es que quizás eso jamás ocurrirá.

Los sonidos de los cañones que se oían a lo lejos, ahora cruzan la ciudad de lado a lado. El dolor recorre  cada calle de la ciudad, mientras en las alturas se ve el ejército chileno. Cual vencedor, viene a tomar lo que con injusta razón, ahora creerá suyo.

Los que con dolor tuvimos que quedarnos en Tacna, tratamos de esconder a los nuestros. Pues sus fatigados cuerpos han dado todo cuanto la patria exigía. Aunque sabemos,  se repondrán y volverán tras aquel destino que nos arrebato la victoria y que el día de  la reivindicación llegara, para  aquel eterno dolor, que la paginas de la historia nos deberá.

El invasor ha entrado triunfante a la ciudad y las notas de victoria, de su banda de guerra, han traído consigo la sonata del desconsuelo eterno. A su paso incendian y destruyen lo que pueden. La antes imponente calle del comercio, es ahora la calle del flagelo.  Buscan a los peruanos, para terminar la tarea de muerte que empezaron. No respetan a mujeres ni niños. Están embriagados en la victoria y roban todo a su paso. Algunos extranjeros están ofreciéndoles dinero y joyas, buscando salvaguardar la integridad de sus familias y mujeres. Mientras a otros no les quedara más que sentir el helado de las bayonetas o el vejamen del invasor.
La ciudad esta vacía y el invasor es hoy el todo poderoso. La mayoría está escondida en su casa. Mientras las mujeres que partieron a las alturas del Intiorko, seguramente ahora estarán viendo de frente los ojos de la muerte. Mientras desconsoladas, piden que haya vida  sobre el hombre que yace regado en la arena.

Este 26 de mayo quedara por siempre en mi memoria. Quedara en nuestros hombres el dolor que produce la derrota. Mientras las madres lloraran por siempre la pérdida de sus hijos. La sangre que hoy se derramo por la defensa de la paz, quedara impregnada en los vaivenes del tiempo. Los viejos como yo, quedaremos en el desconsuelo de saber que la vida no nos dará la oportunidad de volver a ver la victoria. Que tanto añoraremos en los días que nos queda por vivir.

Este día  recordare a los hombres que dejaron sus campos, a los funcionarios que dejaron sus juzgados, a las mujeres que dejaron su vida por sus hombres. A los niños que abandonaron su infancia, para tornarse en hombres antes de tiempo. A la heroica ciudad que llora cautiva la sangre derramada en injusta afrenta.

El tiempo pasara para este viejo y quizás mis ojos no vuelvan a ver el sol del mañana. Me queda solo pensar: en que un día Tacna resurgirá de sus cenizas y que los nuevos hombres que la habiten recordaran con profundo orgullo lo que un día  sobre la pampa  del sol ocurrió.

Que, gritaran con el pecho erguido ¡Que viva Tacna! ¡Que viva el Perú! Pues ella es: (...) la tierra de ensueño (...) que supo vencer al destino (...) porque  sabe que es fuerza y es luz (...)

Que Dios permita que ello ocurra y que el olvido y la sin razón: “jamás sea el motivo para que los hombres y mujeres que sobre esta tierra vuelvan a nacer, permitan que la indiferencia sea la cripta de concreto que nada resguarde ni que nada vale.

¡Que viva Tacna!

Nota del autor: Esta historia es una recreación de lo que ocurría en la ciudad de Tacna, mientras la batalla se desarrollaba. Escrita en base a datos históricos.


P.D. las imágenes se extrajeron de Internet los derechos pertenecen al Perú.