Mi nombre es Juan Carlos, tengo treinta y dos años, y hace
exactamente 2 meses y 19 días me convertí en papá por primera vez. Debo empezar
por confesar que todo cuanto escuche de mis familiares, amigos y personas
casuales con las que converse, es en gran parte mentira. Y es que todo cuanto
te digan, sobre ser papá, se ve reducido a la mínima expresión, en el preciso
momento en que ves a tu hija o hijo por primera vez.
Constanza Catalina, es el nombre de mi pequeña hija. Escoger
un nombre para un hijo es realmente difícil, pero para una hija, es peor. Desde
que estaba en la barriga de mamá, todo el mundo nos preguntaba ¿y qué nombre le
van a poner? Y como es lógico, casi todos opinaban sobre el mismo con algún gesto
que asentaba o discriminaba la elección. No sé, si en realidad el nombre que
escogimos para nuestra pequeña hija sea el mejor. Lo escogí -y digo lo escogí, porque
mi esposa gustosamente me cedió esa opción luego de ganarle una pequeña
apuesta- pensando en el significado que traía “Constanza” consigo, constancia. Además, jamás había conocido
a alguien con ese nombre, hasta que lo escogí para mi pequeña. Desde ese día,
he conocido a muchas personas con ese nombre-sobre todo por el Facebook- y me
pregunto ¿Qué paso con su nombre único? Sin embargo, no vale echarse para atrás.
Sé que Constanza será feliz con el nombre que escogieron sus papás para ella, y
si no, siempre está la opción de llamarla solo “Conny” o “Cata”.
Pero bueno, no me desviare del tema. Como les contaba, el
hecho de ser papá sobrepasa lo inimaginable. Nada de lo que haya podido hacer a
mis 32 años, puede compararse al hecho de saber que ese pequeño corazoncito que
late muy despacito, es nada más y nada menos, que tuyo. El miedo que sentí la
primera vez que la tome en mis brazos, es solo comparable, con el miedo que
ahora siento al pensar que algo me aleje de su lado. Pero bueno, nada de ello ocurrirá.
Papá siempre estará a su lado y aprenderá cada día una nueva lección.
Primera lección: “Ser
papá es muy diferente a ser mamá”. Mi
esposa Cecilia, a quien amo mucho, siempre me repite que Constanza aún no me
reconoce afectivamente, es decir, aún no tiene idea plena de que soy su papá y
que me necesita tanto como yo a ella. Sin embargo, aquello, a pesar de
entristecerme un poco, no me desanima. Es cierto, Constanza necesita mucho más
de mi esposa que de mí. Después de todo, estuvieron unidas durante 9 meses y
ahora mantienen una relación superior, contenida en aquella maravilla de la
naturaleza llamada amamantar. Aquella
relación impulsa a la mamá a dar todo
por su hija y a defenderla del mundo si es necesario. Sin embargo, nosotros los
papás, también cumplimos nuestro rol. Y este es claramente uno, proporcionarles
seguridad y bienestar. Aquel rol está contenido en darle amor tanto a la mamá
como a los hijos. Y el amor señores, se demuestra de diversas maneras:
cambiando pañales, alimentándolos, llevándolos a sus controles, masajeándolos, abrazándolos,
besándolos, pero sobre todo cuidándolos. Debo reconocer, que aún siento vergüenza
delante del público al ir empujando el
coche, como todo peruano tengo algo de machista. Sin embargo, no se preocupen,
eso pasa poco a poco. Ahora soy el más rudo del barrio, con cochecito de bebe y
bolso de biberón y pañales.
Segunda Lección: “Ser papá no es una experiencia, es una vida”.
Los que aún no son papás, me dicen, ser papa deber ser una bonita experiencia. Me
rio bajamente cuando escucho eso, ser papá no es una experiencia. Es todos los días.
Cuando les aconsejen dormir todo lo que puedan, háganlo. Dormir ya no será lo
mismo desde el primer día. Por supuesto
que mamá duerme menos que papá y eso se sustenta en la primera lección. Por suerte
no todo es malo para nosotros. Mamá duerme menos, papá apoya moralmente. Mamá
da de lactar en la madrugada, cada dos horas al inicio, papá le alcanza el
biberón. Sin embargo no todo se reduce a la noche, el día es aún más largo. Poco
a poco aprenderás, los diferentes tipos de llanto: de hambre, de pañal, de
aburrimiento, de sueño; y el que nunca quieres escuchar, el de enfermedad. Sin embargo,
cada uno de ellos, trae consigo un excelente y maravilloso premio, una sonrisa
de un buen trabajo. Cuando veo a Constanza sonreír, comprendo que todo en este
mundo valió la pena. Que no hay biberón, ni pañal, ni medicina, ni nada, que
pueda empañar la alegría de ver a un hijo ser feliz. A veces quisiera que no
crezca, pero siempre entiendo, que quien crece más, soy yo. Pase de ser simplemente
Juan Carlos, a ser el “papá Juan Carlos”
Tercera Lección: “Afuera
los escépticos”. Nunca he sido un hombre escéptico, pero tampoco un gran
creyente. No acostumbro a creer en brujas, cábalas o rituales. Creo si, en Dios
sobre todas las cosas. Pero ser papá cambia la óptica de ver y entender el
mundo. Siempre escuche que a los bebes se les puede ojear (un proceso por el
que aparentemente una persona, con un tipo de envidia o con un carácter fuerte,
causa un impacto psicológico en tu bebe) y como es común, sonreía de aquella afirmación.
Sin embargo, ver llorar a tu hija sin una razón aparente y sin que nada de lo
que haces calme su dolor, termina por cambiar las cosas. Es impresionante ver cómo
un rito, por el que una persona pasa un huevo de gallina sobre el cuerpo de tu
bebé rezando un padre nuestro y ave maría, termina horas de llanto incontrolable.
Nunca creí mucho en ello. Sin embargo, hoy tenemos siempre un huevo en casa; e
incluso mi esposa aprendió el rito y es hoy nuestro primer salvavidas. Dicen
que quien realiza el rito de “pasar el huevo”, termina cargando el peso que
llevaba él bebe. Como entenderán, la primera lección impulso a mi esposa a
aprender aquel rito, pero yo estaré listo para cuando sea necesario.
Cuarta y última lección: “Todo
está dicho”. Mi esposa siempre suele preguntarme frente aún problema ¿Qué
hacemos? Y casi siempre término dándole la misma respuesta: No sé. Buscaste en
internet. Creo que al comienzo le fastidiaba mucho aquello, sin embargo, poco a
poco, entendió que aquella respuesta era la correcta. Casi todo lo que
necesitamos saber sobre los bebes y como cuidarlos está en internet. A excepción
de las relacionadas con proporcionar medicinas, en ese caso recomiendo
consultar con un médico. Existen cientos
de páginas y respuestas a cada una de nuestras interrogantes, algunas más
acertadas u amplias que otras. ¿Qué porque se le pela la piel? ¿Qué tiene hipo?
¿Qué cuantas veces debe comer? ¿Qué tiene cólicos? ¿Qué esta estreñido? ¿Qué duerme
mucho? No se preocupen papás, mama los bombardeara de temores y dudas, es
importante siempre tratar de satisfacer cada una de ellas, hasta darle la
respuesta que alivie su preocupación. Recuerden, una mama es capaz de luchar contra
el mundo; así que no sean el primero con quien luche. Es cierto, no hay muchas páginas
para papás, pero quizás esta primera entrega se convierta un día en una ayuda
para nosotros. Por mientras, espero les haya sido de ayuda mi corta
experiencia.
Papá por primera vez,
no es más que el inmenso amor que tengo por mi hija. Ella me enseño lo que es
la felicidad. Siempre discutimos con mi esposa, de que esta felicidad no se iguala al día en que nos enamoramos o decidimos casar, esta felicidad es
totalmente distinta. Y estoy convencido, de que si ya son papás o la van a ser,
lo entenderán.
Papa por primera vez,
es simplemente lo mejor de mí. Que representando en mi mundo con Constanza catalina,
representa la inmensa alegría que hoy quise compartir con ustedes.
Espero poder un día
darles un poco más de esta experiencia. Creo que será bueno incluir, un
instructivo detallado de cómo realizar, “El ritual del pasar de huevo”; para
que puedan ponerlo en práctica.
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