Por: Juan Carlos Cuya Velarde

Por: Juan Carlos Cuya Velarde
muchas historias entretejidas...olvidadas...perdidas

Tras el silencioso recorrido del capullina...se van tejiendo y contando historias en secreto pecado.

Por: Juan Carlos Cuya Velarde


sábado, 18 de septiembre de 2010

Acerca de la soledad.

"nos vamos poniendo viejos...no hay remedio a esta verdad...cada vez nos cuesta menos aceptar la soledad, sin probar un poco de libertad, sin saber como es la felicidad" (pedazo de una trova)


Son cuatro y cuarenta y cuatro de la mañana de hoy  sábado 18 de setiembre  y he comprendido entre sueños lo que venia a mi mente antes de dormir. De extraña manera, como viene sucediendo desde hace algún tiempo,  a terminado mi hora de dormir antes de lo esperado.

Me preguntaba hace algunas horas si toda esta soledad que me rodea era buena para mi y ligeramente comprendía que la soledad era buena compañera, pero a estas horas entiendo que no debería  ser mi única compañera.

Este despertar madrugador me hace comprender que debo abandonar pronto esta soledad y es que mi vida se esta convirtiendo en un monologo sin fin, en la peor de las rutinas y en la mas tonta de las historias.

Sin embargo, pese a que estoy decidido a dejar la soledad y volver a empezar. no se ni tengo la menor idea de como hacerlo o si siquiera tengo una oportunidad.

Este habitación (de solo algunos metros cuadrados) se ha convertido en el fortín de mis sin sueños, en el espacio de mis sin ilusiones y solo la bella música de mercedes sosa, es desde hace algún tiempo mi  única y mejor compañía.

Hace frió en esta madrugada y es quizás esta la muestra de mi estado natural actual. Me pregunto como se puede estar solo, teniendo la oportunidad de no estarlo. Sabiendo que no se puede estar solo cuando se tiene una madre y un padre que te quieren, cuando sabes que mas allá de todo, esta tu familia que te espera. Pero pese a ello tu mente no hace mas que creer que hace falta algo.

Ahora entiendo a Adán. Tenia un paraíso en sus manos, era amo de todo lo que lo rodeaba. Podía nombrar a cada animal y fruta de su reino, pero aun así no era feliz. Le dijo a dios que necesitaba una compañera y este compadecido de su mal le creo una compañera. Compañera que para bien o para mal se quedo a su lado por siempre.

Es de madrugada y me pregunto si podre corregir los errores, si me boca volverá a derramar verdad al hablar, si mi corazón volverá a a amar locamente, si pronto tendré con quien conversar, si compartiré mis sueños, si dejare mi soledad y la reemplazare con compañía, si seras tu esa compañía que me depara la vida.

Es extraño, como todo en la vida. Como a pesar de tener tanto tiempo en esta ciudad, no he podido cosechar amigos ni encontrar siquiera un visitante itinerante que me pregunte ¿como estas? No se si perdí el don de conseguir amigos o simplemente no hay amigos para mi acá.

Hoy es sábado y me toca trabajar por la mañana. La tarde seguramente me deparara nuevamente aquel ritual que repito hace año y medio. Sentarme a la mesa solo y compartir mi almuerzo acompañado del silencio, mientras a pocos metros de mi esta el bullicio de quienes sentados a la mesa almuerzan con aquellos que quieren o de aquellos quienes decidieron en ese día compartir su vida con ellos.

Me preguntaba papa, como haces para vivir tantos años solo y no rendirte en el camino. Me preguntaba como yo no puedo hacerlo o como es que ya no quiero hacerlo.

Siempre pensé que terminaría mi vida solo, sin problemas sin reclamos y creo que he entendido que mi mayor problema es pensar que pueda terminar mi vida sobre ese destino.

Me preguntaba porque tanta gente termina con su soledad de la manera mas violenta y da paso a la muerte auto generada y no al fin natural. Y comprendo que esta llega cuando nuestro corazón culmina concluyendo que la soledad es un mal sin cura y la esperanza una medicina sin efectos inmediatos o mediatos.

Que memoria aquella cuando cantaba aquel viejo bolero que daba la bienvenida a esta amiga ahora mal recibida: (...) Hola soledad, no me extraña tu presencia, casi siempre estas conmigo (...) te saluda un viejo amigo (...).

En que momento de la vida perdí todo aquello que tenia y mi juventud no quería. Quería éxito, deseaba   dinero, exigía  libertad y no me importaba lo demás. Hoy comprendí que el éxito es tener alguien con quien disfrutar todo aquello por lo que luchabas.

Cierro este pedazo de mi vida, diciendo que esta bueno. que ya debe terminar. Que debo tener paciencia. Que debo esperar a estar listo para volver a encontrar la compañía que tanto añoro y por mientras estará bien si intento dejar atrás los recuerdos y empezar a formar un cuento nuevo.

5 comentarios:

  1. hola amigo... xq esta entrada tan melancolica... esperaba una mas de tus historias, uno mas de tus relatos que tanto me gustan... al parecer guardas una gran nostalgia q tapas bajo esa mascara d ogro! grr!!! q pones el trabajo cuando en vdd eres una persona con muchas virtudes y un buen corazon... tu xtrañas una compañera, yo a ratos xtraño mi soledad...un abrazo... LRV

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  2. Pues tal vez si juntamos dos soledades, no te sientas tan solo..

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  3. gracias por el comentario. en cuanto a lo de juntar nuestras soledades. solo Dios lo sabe...en realidad cansa no?...seria bueno encontrar la compañera de esta historia.

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  4. Pues yo creo, que todos en algun momento estamos solos o nos sentimos solos aunque estemos rodeados de personas, pero debes disfrutar esos momentos porque en realidad no estas solo, estas contigo mismo, estas con tus sueños, con tus locuras, con tus tristezas, en realidad no estas solo, aprovecha esos momentos, porque de alli, aunque no lo creas, tambien aprendes y creces mucho.

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  5. (...) pero pese a ello tu mente no hace otra cosa que creer que te falta algo"

    (...) hola soledad te saluds un viejo amigo"

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