"Virgen de la candelaria, la más bonita, la más morena. La que extiende su manto, desde la cumbre hasta la arena(...)"
Sábado 4 de febrero del 2011
Luego de emprender viaje desde mi lugar de origen (lejano y ajeno a mi destino) he llegado a puno (capital del altiplano) a fin de estar en las vísperas de la octava de la Santísima Virgen María de la Candelaria.
Puno, 4:45 a.m. Los andes me recibieron con una agradable lluvia y con aquel penetrante frió, que me hace sentir que estoy nuevamente en casa. Enciendo un cigarrillo para matizar el paisaje andino y unas hojitas de coca son el mejor remedio para enfrentar los dominios del señorial y majestuoso cóndor.
He vuelto una vez más a los andes ancestrales y allá en el templo de la candelaria (antes llamado San Juan Bautista) está la mamita esperando mi humilde llegada.
Me dicen que el 2 de febrero fue el día principal de fiesta (a cargo del pueblo rural). En esta fecha se venera y festeja a la madre de los andes, por ser este el día de su purificación. A los 40 días del nacimiento del niño Jesús.
Noto al llegar al templo de la candelaria, que como dicen: la virgencita es a diferencia de las demás advocaciones de la Virgen María, plenamente andina o chola como dicen algunos historiadores del altiplano.
Su rostro es andino dicen y a dejado atrás sus rasgos inicialmente canarios (Tenerife-españa). Estos rasgos la hacen especialmente más bella y mi corazón se detiene por un segundo como en tiempos pretéritos.
Aquella, mi madrecita Collana María, esta magníficamente tallada sobre el madero de cedro de Nicaragua. Encontrado y labrado por las manos del artista Diego Rodriguez. Acompañan esta hermosa imagen una candela (vela) y un niño inicialmente desnudo.
Mis ojos se desprenden frente a la majestuosidad de su chaposito rostro, dulcemente acompañado de un sol de plata con rayos de oro. Que sobre una media luna ascendiente de oro, adornan no solo con el metal precioso (extraído de los Apus por el hombre andino), sino además con el esfuerzo del artesano que ofreció sus horas y días en el trabajo para la madrecita del señor.
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La Octava de la candelaria esta por empezar (fiesta del pueblo urbano) y a lo lejos los caporales hacen sonar los cascabeles a cada paso que dan y las chinas deslumbran con sus trajes de colores. Mientras en la iglesia de la candelaria, la mamita está de fiesta. Pues la misa de alba, ya está por empezar.
Los preparativos para la gran fiesta son impresionantes. Gente de todas partes va llegando a venerar a la Mamita. Algunos vienen dispuestos a cumplir la promesa dada en el fin de la fiesta anterior y otros como yo a agradecer los milagros concedidos y a dispensar las promesas fallidas.
Ayer la fiesta duro hasta las dos de la mañana y realmente Puno está de fiesta.
Los andes se han convertido en un lienzo humano multicolor: de morenos, diablos y chinas. Hoy es el día central y los Apus han llegado a saludar a la mamita de la candelaria. Esta octava está en su mayor esplendor y ahí es a donde voy.
Las bandas van arrancando de sus brillosos bronces la morenada central para esta fiesta. Bombos y platillos inundan la ciudad e invitan a todo cuanto por los andes pasan. Mientras tanto el faustuoso cóndor vigila la fiesta de su santa patrona, la más morena.
El cielo azul adornado de blancas y pomposas nubes nos hacen pensar que hoy el Inti a venido a venerar a la madre del señor.
La serpiente, el puma y el cóndor han llegado (...)dicen que hoy en esta fiesta central el cielo y el infierno convergen en uno solo (...) dando al final del día a un solo triunfador. El puma observa sus dominios, mientras la serpiente tienta al andino. Muy pronto uno será vencido y el cóndor mostrara su poderío.
El cielo se partió en dos (...) justo después de que la milagrosa virgen pasara en procesión frente a mis llorosos ojos (...) se oyen golpes del cielo como truenos (...) y saludan a la madre santa (...)es hora de protegerse del inclemente tiempo y buscar un mejor lugar para bailar.
Los diablos se rinden ante la madre mía, mientras hombres y mujeres van dejando lo mejor de sus danzas y cantos ensayados con meses de anticipación. Me dicen que la fiesta se mezcla con el alcohol y muchos critican aquella costumbre. Sin embargo escucho decir que la Fe no se discute y creo que en medio de aquella fiesta se encuentra realmente la madrecita de la Candelaria.
La lluvia también ha llegado a saludar y aguaceros incesantes se mezclan con la fiesta. Los danzas no se inmutan ante aquella y es que saben que ha venido a refrescar. Pedazos de hielo en forma de granizos golpean una y otra vez a aquellos hombres, que sin inmutarse del inclemente tiempo, saben que la fiesta debe continuar.
Son 7 de la noche del día central y la “Morenada Bellavista” (ganadora del concurso) hace su desfile por el templo principal. La madrecita de los andes esta en el altar mayor y observa con beneplácito la ofrenda de sus hijos e hijas danzas. La fiesta se prolongara hasta las 2 o 3 de la mañana dicen. La granizada ha parado y es hora de partir.
La despedida tenía que llegar y solo pienso en volver a los pies de la virgen, para realizar mi triste despedida. Mientras tanto Puno sigue bailando, para que el año que viene sea mejor y para que la paz de los andes continué reinando en los albores del mundo moderno. Que, por estos días, se rinde ante la tradición de nuestros antepasados Aymaras.
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