"No hay nada por que celebrar, ni porque escribir. Los días del silencio cedieron sus dominios y hoy gobiernan los días del aburrimiento. Mientras tanto me siento inerte frente a este monitor que ni siquiera es capaz de reflejar la monotonía de mi alma y solo me trae noticias que ya en nada me exaltan (...)mientras ello ocurre, mi madre santa cuida mis pazos. Guardando mis sueños y corazón para los días de luz."
(...) y entonces dos pequeños golpes retumbaron mi inquietante descanso y todo hacia parecer que aquellos latigazos que golpeaban el cálido silencio. Provenían de un misterioso llamado a la puerta.
Fue realmente inusual, que aquella vieja puerta: contraplacada con los maderos del triste bosque, golpeada por el tiempo y rasgada por los actos del hombre reciba un llamado en los tiempos del silencio.
Fue Entonces que pensé en el error. Que todo no era mas que un golpe perdido en el pequeño espacio. Que no era concebible que llamaran a mi puerta. Si al fin y al cabo nadie llama en mi olvidado y viejo umbral, desde hace mucho.
Mi somnolienta mente se pregunto entonces: ¿quien sera? ¿quien llamara a mi casa en estos días?
Me pareció penoso en verdad, que el acto mas común del mundo. Como es el que llamen a tu puerta. Sea en mis días del silencio, lo mas ajeno a mi rudimentaria y arenosa realidad.
El día cedía entonces en aquel preciso instante, su tiempo a la insípida y puntual noche. Nuevamente el golpe de la puerta me anuncio que a mi rezagada vida alguien llamaba. Y era entonces, que comprendí que todo ello no había sido un simple desvarió del común e insípido vacio.
Me convencí entonces que aquel llamado era cierto. Que a mi puerta algún hijo de Zeus llamaba por fin, que la condenada al olvido era por fin tocada. Desperté por la curiosidad de aquel suceso- hasta ese momento- tan alejado de la realidad y de lo común. ¿Quien llama? Si no tengo en estos días del aburrimiento, gato que me ladre. Y es que en este mundo de alfonsina, ya la niña no regresara jamas del mar.
Decidí dar respuesta entonces, al llamado de mi puerta y destruir por fin tan agrio e inquietante suceso. Pero lógicamente sucedió lo que pensaba. Nadie -me- llamaba (...)
La puerta, que en verdad buscaban era la de al lado. Así que una vez solo quedo dar fin a la esperanza del ruido inesperado del amigo que visita y comprender que a mi puerta: Nadie llama.
Que ya no suena aquella vieja canción que dice: a que haz venido verbenita, quien te ha llamado (...) verbenita.
Llamaron a la puerta entonces y en este verano solitario que endulza con su brisa el aroma de los días del aburrimiento, todo volvió a su realidad.
Doble la mirada (como es común en estos días del silencio) a la imagen adorada de mi virgencita de las Peñas (mi dulce compañía). Y susurre muy dentro, en aquel vacío gris, que me consuela agriamente: Que no había de que preocuparse. Que estaba acostumbrado. Que se aprende a vivir con la soledad y que ya esta no me lastima ni daña. Que me acostumbre a ella y ella a mi. Así que no había nada que reprochar y mucho menos que lamentar.
Volví los pazos hacia el mundo de la soledad y poco a poco deje que esta cediera sus dominios a los del aburrimiento. Fue así como una vez llamaron a mi puerta falsamente: ¡como siempre! Al igual que como todo, en estos días del fin del mundo. Nadie llama en los días del silencio.
Hoy tocaron a mi puerta y no era para mi.
nota: las imágenes fueron extraídas de Internet y pertenecen a sus autores.
x eso antes de abrir se pregunta kien??? jeje :D LRV
ResponderEliminarSI TOCARON A TU PUERTA QUIZAS ERA ...OTRO GATO!!!!!!!
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