Por: Juan Carlos Cuya Velarde

Por: Juan Carlos Cuya Velarde
muchas historias entretejidas...olvidadas...perdidas

Tras el silencioso recorrido del capullina...se van tejiendo y contando historias en secreto pecado.

Por: Juan Carlos Cuya Velarde


martes, 7 de diciembre de 2021

PROMESAS DE ARENA, AL ARQUITECTO JULIO ENRIQUE VARGAS GILES

(artículo publicado en el diario "Sin Fronteras", edición Tacna, del 07.12.2021)


Luego de algunos intentos logré conseguir el número de teléfono del arquitecto Vargas Giles. Como es usual, me embarga el temor de ser rechazado en mi tentativa de ir entrevistando a los hombres que han hecho algo por la historia de Tacna. Sin embargo, y como ha resultado la mayoría de veces, el efecto de mi llamada ha sido el mejor de todos. Al otro lado de la línea me contesta un hombre por lo demás entusiasmado de hablar de una de sus más grandes obras: el diseño y construcción del monumento a los héroes del Campo de la Alianza.

Después de resolver algunos temas de fechas, logramos conocer por primera vez al hombre que le regalo a Tacna su más grande fortín, el bastión de nuestro orgullo. Llegamos al Campo de la Alianza y de inmediato el vigilante del museo lo reconoce, “¿Cómo esta ingeniero?” le pregunta.  Por esas cosas de la vida, a los arquitectos suelen confundirlos con los ingenieros. Creo que esta vez, el error no es tan grave: después de todo el Arquitecto Vargas supo ingeniárselas para llevar adelante la obra más importante de nuestra ciudad.

Nos cuenta que con motivo de conmemorarse el centenario de la Batalla del Campo de la Alianza el Ejército del Perú convocó a un concurso para erigir el monumento. Participamos cerca de 12 arquitectos y se presentaron 5 proyectos. De los cuales, como sabrán, resultó ganadora mi propuesta. El premio de ese logro no fue otro que el de tener la satisfacción de obsequiarla algo a esos hombres que dieron la vida por su patria. Si ellos dieron todo sin pedir nada a cambio, ¿que podría yo esperar por rendirles el mejor homenaje?”, señala.

Después de ganar el concurso tocó llevar adelante su ejecución. Abandonó entonces su vida y responsabilidades; y se dedicó a la construcción del monumento. “No quedaba mucho tiempo, estábamos en febrero y mayo estaba a la vuelta de la esquina. Decir que yo hice esto solo sería mentir, a mi lado participaron otros arquitectos e ingenieros. Todo Tacna participó en la construcción. Incluso los escolares llegaban trayendo piedras para la construcción. El cemento, combustible, y, demás necesario, lo conseguimos a través de la gente, de los tacneños. Casi todo en esta obra lo conseguimos gratis, incluso aquello que tenía que pagarse no se pagó.  No solo no cobre nada por mi proyecto, sino que nunca se me pagó un sol por toda la ejecución de la obra, me dijeron: no se preocupe arquitecto ya llegara el momento en donde veremos su pago y hasta hoy estoy esperando. Lo peor de todo es que al escultor de las obras, don Holger Carpio Dextre, que fui a traerlo desde Lima, para que hiciera las esculturas, nunca se le pagó un centavo por su trabajo, y ni siquiera pudo ver su obra finalizada. Alguna vez le pedí a las autoridades que por lo menos lo traigan para que vea su trabajo realizado; y ni siquiera eso quisieron dar. Solo tiene dinero para otras cosas inútiles, pero para la cultura y el reconocimiento de la gente que hizo algo por Tacna no hay ni un solo sol”, comenta el arquitecto Vargas Giles.

Han pasado 41 años desde aquel día, en que un joven arquitecto, con tan solo 33 años al hombro, tomara la decisión de embarcarse en el más grande proyecto de la historia de su tierra: representar la herencia de nuestro valor en concreto, acero y piedras.

A pesar de los años, los iris de sus ojos no pueden evitar derramar una lagrima al recordar aquellos días. No solo lo conmueve el saber que a pesar de tanto, aquel monumento se mantiene firme entre la arena y el ardiente sol, sino que le duele más saber la indiferencia de las autoridades para con su esfuerzo, para con su trabajo y el de sus colaboradores.

“Hemos hecho tanto por esta obra y hasta ahora no son capaces de terminar mi proyecto, esto aún no está completo y como me lo pidiera en su última carta el general Cornejo, quien fue el promotor de este trabajo, continuare luchando por terminar mi obra.

Construí una obra perenne, la hice con todo mi amor y cariño por quienes pelearon sobre esta arena, entre los que se encuentran mi bisabuelo y su hermano. Creo que cumplí con mi responsabilidad. Sin embargo, aun espero las autoridades cumplan con la deuda que tienen conmigo. No solo el gobierno local está en falta, también lo está la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann, a quien no solo le entregué el diseño gratuitamente de la ciudad universitaria, sino que conseguí para ella parte de los terrenos que hoy ocupan, recuerda.

El arquitecto aún espera la homologación de su pensión como profesor universitario.  Pero ¿qué podemos esperar de aquellos que solo ofrecen promesas de Arena?  ¡Gracias por todo Arquitecto Vargas!


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