Por: Juan Carlos Cuya Velarde

Por: Juan Carlos Cuya Velarde
muchas historias entretejidas...olvidadas...perdidas

Tras el silencioso recorrido del capullina...se van tejiendo y contando historias en secreto pecado.

Por: Juan Carlos Cuya Velarde


viernes, 22 de abril de 2011

Historia del Señor de Locumba. A mi Cristo del Palmar


“Fue dios quien me eligió, por tanto danzare delante de Él”
(autor desconocido)

A mi Cristo del palmar bailare, ante el me arrodillare y con danzas y cantos lo alabare. A mi Cristo piadoso pediré por la paz de  mi alma. Es septiembre y en este mes mi Cristo. Locumba está de fiesta.
Los bailes están listos para hacer su primer saludo y los bombos aguardan el primer platillazo que dará inicio a la fiesta del señor.
Es 14 de septiembre y  el pueblo cristiano está de fiesta. Locumba dejara por un momento  su  apacible silencio  y hará del valle de  locumba una verdadera luz de fervor. 


Desde remotos lugares o desde urbes cercanas  (a no menos de 24 horas de camino a pie). Los peregrinos  van llegando y llevan con él  sus cansados pazos y encierran entre sus ojos lagrimas de amor. Solo aquellas ansias por llegar, hacia el lugar en donde habita nuestro Cristo del palmar, hace que sus suspiros aguanten un poco más. Hasta que por fin, logren su cometido,  la llegada al santuario de su padre.


Mientras los veo llegar, desde lo alto del valle. Voy recordando aquella vieja historia. Aquella que alguna vez mis padres me contaron, cuando  por primera vez, conocí el milagro de llegar a los pies de mi señor.
Cuenta la vieja historia, aún rodeada de mitos y costumbres. Que, mi Cristo de Locumba, llego al antiguo  labriego de locumba,  montado sobre dos mulas. Que llevaban consigo cargadas,  dos  extrañas cajas. Las cuales decían: era una para  locumba y otra para el valle de Sama (ubicado kilómetros más abajo- camino al valle de Tacna)
Se dice que nadie sabe cómo  ni de donde llegaron  aquellas bestias hasta el pueblo. Al ver los pobladores, aquella extraña carga, buscaron con insistencia al arriero que traía aquella misteriosa encomienda.
Luego de mucho buscar, sin éxito alguno. Por fin, uno de los curiosos se animo a abrir las cajas y descubrir tan intrigante misterio. Y así, una vez abiertas las cajas, encontraron dentro de  ellas; a dos bellos Cristos del calvario.
Estos, como lo habíamos señalado, eran según decía la descripción: uno para Locumba y otro para Sama. El de Sama era particularmente más  grande que aquel que correspondía al pueblo de Locumba.
Revelado aquel misterio para el pueblo. Recorrió entre el bullicio de la gente. La idea de quedarse con el Cristo más grande y enviar en camino el Cristo más pequeño a su equivocado destino (antes ya marcado). 
Fue así que volvieron a cargar la caja sobre uno de los jumentos y  lo obligaron  a seguir su camino hacia el valle de sama. Cuentan, que aquellas mulas, se habían posado sobre la sombra de una palma y  que de aquel lugar no querían moverse. Pese a los fuertes arreos dados por los pobladores.
Se dice entonces: Que otro arriero, en camino por el pueblo, se ofreció a llevar dicha carga hacia su destino. Ofreciendo una de sus mulas para tal encomienda. Así partió este con la carga hacia Sama. Sin embargo, luego de recorrer algunos metros. Se cuenta  que aquella bestia se planto en el camino y dejo su andar y con ello el viaje del pequeño Cristo, que llevaba sobre su fuerte lomo.
Visto aquel misterioso designio divino. Comprendieron los antiguos  pobladores. Que, aquel Cristo pequeño, pertenecía verdaderamente al pueblo de Locumba. Cargaron entonces sobre el animal el Cristo de sama  y aquella bestia antes inerte: comenzó nuevamente su pausado andar, hacia su destino final. 
Mientras tanto, las primeras mulas, que trajeron consigo aquel extraño y divino designio.  Se encontraban descansando  a la sombra de un árbol de palma. Sin intenciones de partir ni reanudar su camino.
Fue así, como se dice: Que, mi Cristo de locumba, se convirtió en el “Cristo del palmar”. A partir de ello, muchos milagros se concederían, bajo su gracia y divinidad.

Fueron y son en verdad muchos los  milagros que se le conceden al Cristo de Locumba. Entre ellos y el más significativo: Fue aquel que permitió la salvación del pueblo entero del valle de locumba.
Eran entonces, los tiempos en que el Perú, vivía su más cruenta historia. La guerra había llegado al apacible valle de locumba y con ella la calma y tranquilidad habían cesado. Se dice: Que, durante la guerra del pacifico, una avanzada chilena llego a Locumba. Con el único propósito de ver aquello que flagelarían y robarían.  Pero, antes que ello ocurra, los montoneros del bravo Crnl.  Gregorio Albarracín Lanchipa; dieron cuenta de los invasores. Acabando con cada uno de ellos y devolviendo la paz momentánea al pueblo.

Pues ante aquella afrenta,  el ejército chileno, decidió ingresar a locumba a destruir todo sobre su paso. Llegada la noticia y sabiendo que ahora nada podría hacerse. El pueblo entero decidió  escapar del lugar. Dejando todo cuanto tenían. Sin embargo, aquellos pobladores, protegieron lo único que los mantendría vivos. Fue así que buscaron proteger a su Cristo.  Y decidieron esconderlo. Dada la imposibilidad de llevarlo consigo. Lograron entonces esconderlo  entre unas barracas vacías de vino. Licor que se producía desde hace mucho en el valle. Y que mantiene aún (aunque ya casi extinto) prestigio por su exquisitez.  Gracias a lo cálido de su clima y sus buenos frutos.  
Terminada la misión, partieron en fuga hacia los cerros y comprendieron que pronto llegaría la entrada del temible invasor. Llego entonces el ejército al pueblo y encontró solo vacio y silencio. Destruyeron y redujeron a ceniza toda frente a su paso.
Sin embargo, aquello no fue suficiente, para el invasor y ahora vengativo ejercito.  Entonces decidieron ir en busca de la gente y hacer corran la misma suerte del pueblo ahora reducido a pedazos.
Mientras tanto, en una quebrada alejada del pueblo. Se encontraba la gente de aquel desolado dolor. Solo mujeres, niños y ancianos se encontraban entre ellos. Los jóvenes y hombres se encontraban formando el ejército que  en defensa de la patria se formo en Tacna. Fue así que conocedores de  que llegaría su fin, se decidieron a defender sus vidas, con palos y piedras de ser necesario.
 Aquel ejército, sediento de venganza. Se encontraba, a poca distancia del  escondite, que sostenía el silencioso suspiro de los que creían había llegado su hora. El pueblo, imploraba entonces a Dios, su salvación.
En eso, se apareció un viejecillo, en el camino del ejército chileno. Y se cuenta, que aquel detuvo su paso y sobre la marcha se le consulto sobre el paradero del pueblo. A lo que el viejecillo, muy tranquilo contesto: Que los vio irse en aquella dirección. Señalando, el lado contrario, al lugar donde se hallaban los Locumbeños; Orando a Dios.
 Fue extraño, pero aquellos enfurecidos soldados, creyeron en la palabra del bendito viejo. Y dirigieron su paso hacia el camino equivocado, perdiéndose entre aquellas pampas vacías.
Fue así, como aquellos salvados de la muerte, vieron una vez más los milagros de aquella imagen. Llegada en el lomo de un simple y ahora importante jumento.  Y una vez más, entendieron los designios de Dios y el de su decisión de posarse frente aquel palmar y hacer de aquel  pequeño pueblo, su hogar.
Regresaron entonces a sus casas y encontraron a su pueblo sumido en las cenizas y escombros. Sin embargo, comprendieron, que era posible volver a empezar. Empezaron, entonces por buscar, a su Cristo milagroso. Aquella búsqueda, fue difícil, pues las cenizas estaban por todos lados y los escombros hacían irreconocible el lugar antes escogido; como escondite para el Cristo de Locumba.  Pero, por fin, lograron hallar el lugar y un nuevo milagro los haría regocijar. Aquella imagen se encontraba debajo de las cenizas y escombros. Maravillosamente intacta.
La fiesta está por empezar y esta historia aún tiene mucho por contar. Pero ha llegado la hora de iniciar  y antes de ver llegar a los  que en promesa divina se irán presentando. Los canarios hijos de nuestra señora de Fátima, empiezan a bailar: con fe y amor para el Cristo del Palmar.
Ellos han llegado antes de que empiece la fiesta. Y están listos para llenar de bailes el santuario del hijo de  Dios. A lo lejos ya se escuchan sus cantos y los bronces y tambores acompañan a quien con fe y amor bailan  para Dios.
La fiesta está por empezar y de seguro los bailes no cesaran su canto y danza para Dios. Mientras tanto los peregrinos seguirán llegando y el pueblo de mi Cristo de locumba se llenara de fiesta y fervor.
Es hora de concluir esta historia y como dice la canción del viajero: “hoy, voy llegando, hacia la tierra, donde mi padre nació. Hoy Cristo hermoso, padre del cielo, hijo de mi salvador. En el santuario vamos cantando a Cristo con devoción. Todos tus hijos unen las voces, en un gran coro de amor. (Pedazo de un bello canto para Dios)

P.D. LAS IMÁGENES FUERON EXTRAÍDAS DE INTERNET. LOS DERECHOS PERTENECEN A SUS AUTORES.

8 comentarios:

  1. Pésimo, necesitaba la historia para un trabajo y la encontré acá, pero al leerlo me percaté de las enormes FALTAS ORTOGRÁFICAS DEL TEXTO. Ponían comas inecesarias y estaba MUY MAL REDACTADO.

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  2. Gracias por el comentario. Es cierto, existen muchas fallas ortográficas y posiblemente la redacción diste de lo correcto. Sin embargo trabajaremos por mejorar día con día y llegar finalmente a la meta trazada. las disculpas del caso.

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  3. Muy buena la historia, a pesar de las faltas ortográficas y de puntuación, la historia en sí me hizo conmover. Felicitaciones!

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  4. no se entiende muy bien

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  5. Los invito al siguiente enlace http://elsantuariodelocumba.tk

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    Respuestas
    1. Es un sitio dedicado al Santuario del Señor de Locumba

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    2. ES CIERTO LAS PALABRAS ME HICIERON RECORDAR A MI ABUELO QUIEN DESDE MUY PEQUEÑA NOS LLEVO A CONOCER AL SEÑOR DE LOCUMBA . AL EMPEZAR A LEER RECORDABA AQUELLOS MOMENTOS Y FUE INEVITABLE SENTIRSE TRISTE. LAS PALABRAS REALMENTE SON IDEALES PARA ESTA OCACION. GRACIAS

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